Con una escritura precisa e imágenes punzantes, Carolina Bello compone una cartografía de sensaciones que transitan entre lo visible y lo invisible, lo vivo y lo muerto, atravesada por una atmósfera melancólica de violencia y erotismo.
Un hecho fortuito coloca a Andrés Lavriaga, un prófugo que acaba de robar una sucursal de préstamos, y a Julia Bazin, una bióloga que llegó a un punto ciego en su vida, en el mismo escenario y con el mismo rótulo: son los únicos sobrevivientes de un triple accidente de tránsito en la ruta. Así empieza esta historia: con el desenlace de una secuencia que reconfigura la vida de los dos personajes, sus pasados y también el presente, que comparten en el hospital al que son derivados.
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